…Las raíces el anarquismo en México son bastante profundas, interesantes y singulares. Más allá de buscar indicios de anarquismo en comunidades antiguas o en posibles filias con algunos movimientos, es con la llegada de Plotino Rhodakanaty que el anarquismo comienza realmente a hacerse ver. Antes de su llegada había apenas algunos pocos conocedores de las ideas socialistas del anarquismo, pero bastante pocos y menos organizados como para comenzar a formar organizaciones.
Alarmada la religión, cuyo yugo pesaba sobre todo el pueblo mexicano, en la revista “La voz de la religión” en sus ediciones de febrero y abril de 1850 hace mención a las “peligrosas” ideas socialistas contenidas en las teorías de Proudhon en su obra “Confesiones de un revolucionario” […]
…Cuando nos ponemos a rastrear por acá, encontramos los antecedentes del anarquismo insurreccional en Julio López Chávez, quien mantendría una intensa actividad expropiadora y beligerante entre 1867 y 1868, siendo fusilado en julio del 68, por órdenes del gobierno liberal de Benito Juárez. López Chávez o Chávez López –ya que algunos historiadores invierten sus apellidos por lo que no se sabe con certeza cuál era su nombre correcto, incluso hay documentos de la época, periódicos principalmente, donde le llaman Julián López Chávez, en lugar de Julio– Pero, bueno… quedémonos con Julio López Chávez, había sido discípulo de la escuela moderna, la Escuela del Rayo y el Socialismo, que fundara en Chalco, estado de México, Plotino Rhodakanaty, inspirado en las ideas de Fourier y de Proudhon, pero López Chávez, abandonaría rápidamente las ideas mutualistas y se convertiría en Bakunista. Reafirmando su pensamientodiría: –permítanme leer esta pequeña cita– “Soy anarquista porque soy enemigo de todos los gobiernos y comunista, porque mis hermanos quieren trabajar la tierra en común” (fin de la cita). Rhodakanaty, se distanciaría de su discípulo por estar en desacuerdo con el anarquismo insurreccional, ya que, desde su visión idílica y evolutiva, no reconocía la acción armada consecuente con el ideal libertario. Julio López se convertiría en una verdadera pesadilla para los hacendados, flagelando incansablemente a toda la clase acaudalada del área de Chalco y Texcoco, extendiendo sus acciones a Morelos por el sur, al este hasta San Martín Texmelucan y al oeste hasta Tlalpan. Expropiaba las haciendas de la zona pero en el sentido más extenso del término, es decir, no sólo saqueaba las casas de los hacendados llevándose el dinero, los objetos de valor, las armas y todos los caballos sino que, además, repartía la tierra expropiada entre los campesinos de la región. También realizó infinidad de asaltos a diligencias en la zona, ganándose la reputación de “bandido comunista”, que era como le llamaban los periódicos de la época. Su grupo llegó a contar con más de medio centenar de integrantes, extendiendo la consciencia refractaria entre los campesinos e indígenas de la zona. Después de su fusilamiento, la actividad expropiadora e insurreccional, continúo hasta 1870, no sólo en la zona original de operaciones sino, además, se extendió a Yucatán, al ser deportados a ese estado sureño varios de sus compañeros de acción. Quince de ellos serían fusilados en la ciudad de Mérida, el 24 de febrero de 1869.
También se extendería el anarquismo insurreccional a otros estados, quedando registrada la actividad insurreccional de tres compañeros de López-Chávez, en el estado de Chiapas, que estarían involucrados en las rebeliones indígenas de 1869 y en el asalto armado a las haciendas de la región. Ignacio Fernández Galindo, su esposa, Luisa Quevedo y, Benigno Trejo, excompañeros de Julio Chávez en la escuela de Chalco, participarían activamente en las labores de organización de la lucha y en la difusión de las ideas anarquistas y la propaganda por los hechos, entre los indígenas Tzotziles. Fernández Galindo, se encargaría de brindarles entrenamiento en el uso de las armas y dotaría de tácticas combativas a la revuelta. Las autoridades estatales harían frente violentamente a la insurrección, exigiendo que los “transgresores de la Ley” que “se rindan incondicionalmente y entreguen las armas y a los cabecillas de afuera que les han engañado y manipulado”. Por esas fechas, se publicó un cartel dirigido a los Indígenas rebeldes, que apareció pegado en todos los muros de las calles de San Cristóbal de las Casas, en el que se ilustra perfectamente los sucesos –Otra vez tengo que leer aquí en mis apuntes.. a ver–: “El presidente de la República ya sabe lo que ustedes están haciendo y por eso está muy enojado y aunque aquí tenemos mucha tropa y bastantes armas, dice que va a mandar bastante gente y entonces es seguro que ustedes acaban; porque esa gente que viene no los conoce a ustedes, y por eso no los quiere como nosotros los queremos […] pidan perdón al gobierno y presenten todas las armas que tienen para que crea que es verdad lo que ustedes dicen”.
…El trabajo realizado por Zalacosta y Rhodakanaty sería el que formaría al excelente revolucionario Julio Chávez López. De Zalacosta y Rhodakanaty aprendió a leer y a escribir. En tan solo 3 años Julio Chávez López estaba ya listo para dar su primer discurso sobre “Las virtudes del socialismo”. Al siguiente año de 1869 Chávez López llega al estado de Puebla, donde la revuelta del general Miguel Negrete en contra del gobierno de Benito Juarez se realizaba; aquí encuentra un fuerte descontento entre los campesinos por los abusos de los generales que pretenden arrebatarles sus tierras. Comienza entonces a organizar la revolución socialista que tanto habían anhelado Rhodakanaty y Zalacosta.
Sus intenciones eran aprovechar el reparto de armas que dicho general realizaba, no para unirse a su revuelta, sino para iniciar una propia que llevara a cabo las ideas anarco-fourieristas que Zalacosta y Rhodakanaty habían proyectado.
Con las armas recogidas regresa a Chalco, donde comienza a trabajar en el alzamiento de la ciudad, mismo que se produce poco después de lanzar un manifiesto “A todos los oprimidos y pobres de México y del Universo” el 20 de abril de ese año.
11 días después las tropas federales enviadas por Benito Juárez trataban de detener a Chávez López, quien se refugió con otros campesinos en la misma escuela que Rhodakanaty y Zalacosta hubieran abierto años antes. Gracias a la solidaridad de los campesinos que estaban fuera del conflicto y que lograron confundir a las tropas que sitiaban a Chávez López, este pudo darse a la fuga.
Pasado el peligro, Chávez López y compañía se internan en la montaña del Ixtacihuatl, donde tan solo un mes después sus filas se ven acrecentadas, así como el valor para la lucha y se lanzan a la conquista de San Martin Texmelucan, en Puebla, siendo el sitio tomado con relativa facilidad y obteniendo una generosa cantidad de armas a la vez que incitaba a los pobladores a unirse a su revolución socialista.
Conquistado San Martin Texmelucan, se lanza igualmente a la conquista de Apizaco, donde toma como rehenes a los hacendados del lugar y quema los archivos del municipio.
Conquistado Apizaco, destaca una pequeña cantidad de revolucionarios en varios sentidos, esperando que estos a su vez hicieran adeptos y se acrecentara la lucha en varias partes de la república.
Con ese objetivo Anselmo Gómez y compañía atacan y toman la plaza de Chicontepec en Veracruz el 11 de junio.
Poco menos de un mes después Chávez López y compañía atacaban esta vez en Hidalgo, atacando la plaza de Actopan. Alrededor de 1500 campesinos formaban su fuerza. Pero fueron insuficientes ante las fuerzas federales de Benito Juaréz y fue hecho prisionero junto con cientos de sus compañeros.
Entregado a las autoridades, fue fusilado un 1 de septiembre de 1869. […]
…Durante la denominada “revolución mexicana”, también se registrará la acción del anarquismo insurreccional, protagonizado por los miembros radicalizados del Partido Liberal Mexicano. Las figuras de Ricardo Flores Magón y Práxedis Guerreo, serán destacadísimas en ese período revolucionario; sin embargo, muchos anarquistas insurreccionales internacionalistas, no coincidirán con esa particular apreciación que le otorga rango de “revolución” a las contiendas de la época. Específicamente, esa sería la postura de los anarquistas insurreccionales italianos que, motivados por las crónicas apasionadas que publicara el periódico Regeneración y por las fervientes arengas de sus colaboradores en la ciudad de Los Ángeles, se trasladarían en 1917 al norte de México, con la intención de unirse a la lucha insurreccional libertaria. Entre esos anarquistas insurreccionales italianos estarían Sacco y Vanzetti, quienes viajarían a la ciudad de Monterrey –donde radicaba un grupo de anarquistas italianos que habían huido del reclutamiento militar en Estados Unidos, al estallar la Primera Guerra– interesados en sumarse a la “revolución anarquista”. Pronto se decepcionarían, identificando a la “Revolución” mexicana como una lucha por el poder entre bandos opuestos.
Tampoco podemos olvidar, a manera de homenaje y reivindicación, al compañero Mariano Sánchez Añón, de origen aragonés, exilado primero en Francia –cuando tuvo que huir de Mas de las Matas, su pueblo natal–, tras la insurrección anarquista de diciembre de1933 y, después, se refugiaría por acá en México, tras el triunfo del fascismo franquista. Llegaría a estas tierras a bordo del Ipanema, junto a su compañera Armonía de Vivir Pensando, entrando por el puerto de Veracruz. Inmediatamente sería reubicado en una finca en Santa Sabina, Chihuahua, donde lo enviarían a trabajar como jornalero por sus orígenes campesinos y su experiencia agropecuaria. Pero, Sánchez Añón, no renunciaría al ideal anarquista y continuaría en México con su actividad revolucionaria. Rápidamente, comienza a organizar a los peones en donde laboraba contra la explotación a la que estaban sometidos y le dispara al encargado de la finca, dándole muerte. Buscado por la policía, tendrá que trasladarse a la ciudad de México junto al compañero Francisco de Diego Salas. Por acá, fundarán un grupo de acción, integrado por cinco compañeros españoles que se negaban a renunciar a las ideas anarquistas y a la acción revolucionaria, como les exigía el gobierno de México, como requisito para otorgarles asilo. Participarían en varias expropiaciones hasta la fallida operación de la Cervecería Modelo.
Mariano Sánchez Añón, sería cobardemente vilipendiado por la Federación Anarquista del Centro y las pretendidas “Juventudes Libertarias” de San Luis Potosí, quienes publicarían un comunicado condenando la expropiación a la Cervecería Modelo y, acusando de “gánsteres” a los compañeros españoles exilados que participaron en dicha acción.–Aquí tengo el comunicado pero, igual si desean, pueden leerlo en línea, este comunicado se encuentra alojado en el sitio de la Biblioteca Virtual Antorcha– Desde luego, la expropiación de la Modelo, así como el propio Mariano Sánchez Añón y sus compañeros de ideas, recibirán también la condena de algunos de los libertarios españoles refugiados por acá, los denominados “bomberos” –lógicamente porque apagaban el fuego cada vez que era necesario– los connotados “santones” del exilio inmovilista, entre los que se contaba uno que otro “cincopuntista”, como Fidel Miró.
Curiosamente, cuando los compañeros nos pidieron que presentáramos este tema, que preparáramos esta plática, encontramos un archivo valiosísimo que está sin ordenar pero que tiene mucha información qué bien valdría la pena sacar a la luz para que se conozcan las actitudes antagónicas de esos “dos anarquismos”. Les hablo del archivo del Comité Técnico de Ayuda a los Españoles en México (CTAE). Este “comité” tiene la peculiaridad de haber sido creado por Juan Negrín, el jefe del gobierno republicano, a modo de continuación del Servicio de Evacuación de Refugiados Españoles, fundado en Francia, con el financiamiento del Gobierno de la República. Presidido por José Puche, el grupo se mantuvo en contacto con varias Secretarías de Estado y con el propio Lázaro Cárdenas, para coordinar la llegada de los refugiados, el arribo de los vapores Sinaia e Ipanema. Después continuaría con su particular labor, digamos… de “enlace”, con el gobierno mexicano; también se encargó de suministrar subsidios individuales, alojamiento y alimentos, préstamos para emprender negocios. El Comité fundaría, con capital del Gobierno de la República, la Financiera Industrial Agrícola, con ese financiamiento, abrirían la Empresa Vulcano, la Editorial Séneca, el Instituto Luis Vives, la Academia Hispano-Mexicana, el Colegio España y otros colegios en los estados. Se puede encontrar algo de esto en Internet a raíz de las memorias publicadas del exilio español pero el archivo existe y tiene muchísima información. Lo más sorprendente es la participación de varios anarquistas en este comité, encargados de rendir “informes” frecuentes de la actividad anarquista por estas tierras. Ahí encontrarán varios reportes de Ricardo Mestre, Fidel Miró y Adolfo Hernández, precisamente sobre Mariano y otros compañeros, en los que se les tilda de “violentos”, “tarados de la guerra”, “atracadores” y “bandoleros”. En fin… […]
Extractos:
https://paradoxacentrodemedioslibres.wordpress.com/
Gustavo rodiguez: http://www.portaloaca.com/historia/historia-libertaria/2910-ilegalismo-anarquista-ivalga-la-redundancia.html